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Jornada Segunda

[Escena 5]

180v

Salen Marcela y Dorotea.

Mar. este primo no me agrada1435
dulce amiga Dorotea.
Plegue a Dios que por bien sea
su venida no esperada.

Dor. Como le ves mal vestido
no te parece galán.1440
Mar. Las galas no siempre dan
aire y brío, ni el vestido.

Desmayado me parece
aunque atrevido tal vez.
Dor. De su causa eres jüez.1445
Mar. Basta: poco me apetece.

Dor. Parece que se ha templado
tu hermano en su pensamiento.
Mar. Todavía a lo que siento
anda un poco apasionado.1450

No se le cae de la boca
mi nombre, y aun todavía
descubre una fantasía
que en lascivos puntos toca;

Mas yo no le doy lugar1455
de que esté a solas conmigo.
Dor. Eso es lo que yo te digo
y lo que has de procurar.

Aquí han de entrar don Antonio, don Francisco, [don Ambrosio,] 220 Cardenio, Torrente y Muñoz.

Ant. Mirad señor, destas dos,
¿cuál es la Marcela hermosa1460
que con fuerza poderosa
os tiene fuera de vos?

Amb. Ésta le parece en algo
y no es ella, mas ya veo
sin duda que es devaneo1465
y que de sentido salgo.

Téngame amor de su mano
y los cielos si me ofenden.
Mar. [Aparte] ¿O me compran o me venden?
Decidme qué es esto hermano.1470

Amb. No es otra cosa alguna,
sino que la belleza
incomparable y sola
de otra que tiene el proprio nombre vuestro.

Su donaire su gracia,1475
su honesta compostura,
su ingenio su linaje
se llevaron tras sí mis pensamientos.

Améla honestamente
adoréla rendido,1480
solicitéla mudo
181r aunque los ojos son parleros siempre.

Su padre recatado
por algún su desinio
o por mi desventura,1485
llevóla y no sé adónde. Ant. [Aparte] Ésta es mi historia.

Amb. No con más diligencia
la diosa de las mieses
buscó a su hija amada
hasta los escondrijos del infierno, 221 1490

como yo la he buscado,
por cuanto las sospechas
han podido llevarme,
pensativo solícito y ansioso.

En esto a mis oídos1495
el nombre de Marcela
llegó y vuestra hermosura,
pero no el sobrenombre de Almendárez.

Creí que don Antonio
vuestro querido hermano,1500
por orden de su padre
de la Marcela [Osorio] que yo busco,

en casa la tenía,
y mal considerado
y con los celos ciego,1505
hice los disparates que habéis visto.

Fra. [Aparte, a Ant.] ¿Éstas no son lanzadas
que te pasan el alma?
Ant. [Aparte, a Fra.] Y aun rayos que la embisten
la hieren, desmenuzan 222 y quebrantan.1510

Dor. [Aparte, a Mar.] Apostaré señora,
que es ésta la Marcela
por quien tu hermano gime
suspira y con angustia se lamenta.

Tor. [Aparte, a Muñ.] Un canto pesadísimo, 223 1515
una montaña dura,
una máquina inmensa,
de acero un monte dilatado y grave

de sobre el pecho quito.
Muñ. [Aparte, a Tor.] Y yo de sobre el alma1520
una carcoma aguda.
181v ¡Maldito seas de Dios amante simple!

¡Qué confusos nos tuvo
aqueste mentecato!
Con cuán pocos indicios1525
trocó las dos Marcelas el cuitado. 224

Ya pensé que mi lista
andaba por la casa
de mano en mano.¡ Ay duro
trance, no imaginado y repentino!1530

Fra. Pues en esta Marcela veis patente
de vuestro pensamiento el desengaño,
mostraos señor más cauto y más prudente
otra vez que os acose vuestro engaño,
y volved a buscar más diligente1535
la causa original de vuestro daño.
Amb. Tiene cualquiera enamorada culpa
fácil y compasiva la disculpa.

Erré mas no es el yerro de tal suerte
que perdón no merezca. 225 1540 Car. Yo imagino
que ministró ocasión [el] atreverte
este pobre sayal de peregrino.
Ant. La rabia de los celos es tan fuerte
que fuerza a hacer cualquiera desatino.
Sélo yo bien, que ya me vi celoso1545
atrevido arrojado y malicioso.

Amb. ¡En siglos prolongados tu ventura
goces oh peregrino, y tus bisnietos
te lleven a la honrada sepultura
sobre sus hombros, para el caso electos!1550
No menoscabe el tiempo la hermosura
de tu Marcela; celos indiscretos
no perturben tu paz en tanto cuanto
de vida os diere aliento el cielo santo.

Yo vuelvo a renovar mi pena antigua,1555
buscando aquélla que me encubre el cielo,
y mientras dónde está no se averigua,
un Sísifo 226 seré nuevo en el suelo.
De noche como sombra 227 o estantigua,
llena la vista de inmortal desvelo,1560
por ver el fin de mis trabajos largos
182r un lince habré de ser con ojos de Argos. 228

Éntrase Don Ambrosio.

Mar. Desesperado se parte.
Ant. Yo sin esperanza quedo
dulce Marcela de hallarte.1565
Tor. [Aparte, a Muñ.] De mí se ha arredrado 229 el miedo.
Muñ. [Aparte, a Tor.] En mí ya no tiene parte.
Pero con todo quisiera
que la lista se rompiera
que di escrita de mi mano:1570
que cualquier susto aunque vano
la mala conciencia altera.

Fra. Haz cuenta amigo que envías
en este amante curioso,
a buscar tu gloria espías.1575
Ant. Con todo estoy temeroso,
que son tiernas sus porfías
y muchas que es lo peor.
Fra. Yo lo tengo por mejor:
que este anzuelo ha de sacar1580
del profundo de la mar
la perla que escondió Amor.

Éntrase Don Francisco y Don Antonio.

Car. ¿No ha sido estremado 230 el cuento
señora prima? Mar. Sí ha sido,
aunque dél me ha parecido1585
ir mi hermano descontento
pensativo y desabrido. 231
Y es la causa que la dama
que aquél busca adora y ama
como quiere Amor tirano,1590
es la misma que mi hermano
quiere busca nombra y llama.

Y yo simple imaginaba
ser yo la hermosa Marcela
a quien mi hermano llamaba,1595
y con malicia y cautela
a las manos le miraba,
a los ojos y a la boca,
y con no advertencia 232 poca
ponderaba sus razones,1600
sus movimientos y acciones.
Dor. Curiosidad simple y loca.

Pídele perdón. Mar. No quiero
pues nunca arraigó en mi pecho
el pensamiento primero.1605
Car. Y más que te ha satisfecho
tan llano y tan por entero.

Muñ. ¿Hemos de hacer la visita
de mi señora doña Ana?
Mar. Todavía es de mañana,1610
y el frío la gana quita

de hacer visitas agora.
Ven amiga Dorotea:
vamos donde el sol nos vea.
Dor. ¡Y cómo que iré señora,1615

que tirito ti ti ti,
insufrible frío hace!

Éntranse Marcela y Dorotea.

Tor. El tuyo a mí me desplace.
¿Para qué veniste aquí

Cardenio, si te has de estar1620
como una estatua sin lengua?
Allá voy y no hago mengua. 233
¿Piensas que se te ha de entrar

la ventura por la puerta
y arrojársete en la cama?1625
Car. A mi yelo y a mi llama
ningún medio las concierta.

Cuando de Marcela ausente
algún breve espacio estoy,
ardo de atrevido y doy1630
en pensar que soy valiente.

Pero apenas me da el cielo
lugar para a solas vella,
cuando estoy estando ante ella
182v frío mucho más que el yelo.1635

Tor. Con ese yelo no habrá
ostugo 234 que nos alcance.
Muñ. Cierto que yo he echado un lance 235
que a los ojos me saldrá, 236

si a las espaldas no sale1640
primero. ¡Oh viejo imprudente!
Bien merecéis inocente
que se evapore y exhale

el alma con el más chico
temor que te sobresalte.1645
Car. Cuando yo Muñoz os falte,
cuando yo no os haga rico,

jamás del Pirú me venga
el mi esperado tesoro.
Muñ. ¡Que no me vuelva yo moro,1650
y que yo paciencia tenga

para escuchar lo que escucho!
¿Dónde está el oro? señores
socarrones, 237 embaidores. 238
Tor. Muñoz que ha de venir mucho.1655

Muñ. ¿De qué Pirú ha de venir,
de qué Méjico o qué Charcas? 239
Tor. Cuatro cofres y seis arcas 240
puedes desde luego abrir,

para echar cuatro mil barras,1660
y aun son pocas las que digo.
Muñ. Tente, que Dios sea contigo
Torrente, que te desgarras. 241

Con el sastre y la bayeta
estaría yo contento.1665
Tor. Sastres pasarán de ciento.
Muñ. La bayeta es la que aprieta

al deseo de tenella.
Tor. Déjenme los dos aquí:
que viene Cristina allí1670
y me importa hablar con ella.

Vanse Muñoz y Cardenio.

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